La importancia de la Psicología para padres
Aunque el nombre de “Psicología para padres” no corresponde a una disciplina como tal, creemos necesario ofrecerle este espacio. Queremos dedicar este post a reflexionar sobre qué actitudes, conductas o motivaciones podríais tener presentes en la educación de vuestros hijos. El objetivo es tener una dirección que seguir y darnos cuenta de cuándo estamos yendo en sentido contrario. Si no, acabaremos haciendo cada día intentos desesperados por conseguir que todo esté bien sin saber qué queremos conseguir realmente.
Cuando en nuestros talleres de Disciplina Positiva para padres hacemos esta pregunta: ¿Cómo te gustaría que fuese tu hijo cuando se transformase en un adulto? La gran mayoría de los padres responden con una palabra: FELIZ. Y a esta palabra le suelen acompañar otras como: que tenga una fuerte autoestima, que sea responsable, que no tenga muchos problemas emocionales, etc. Para crear hijos felices hay que tener en cuenta qué estamos haciendo en nuestra relación con ellos en el presente, y cuáles son los desafíos y metas que tenemos. Sólo así podremos llegar a nuestro objetivo. Desde la Psicología infanto junvenil os sugerimos estas pautas para que reflexionéis sobre ello.
El decálogo de un niño feliz
1. Observaros a vosotros primero. Si vosotros no estáis teniendo la vida que queréis, os sentís desbordados o infelices, va a ser complicado que podáis transmitirle a vuestro hijo cómo ser feliz. Sois el espejo donde ellos se miran, y aunque intentemos disimular nuestro malestar no es posible. Aunque suene a topicazo, si vosotros no buscáis vuestra propia felicidad, será más difícil que ellos puedan hacerlo.
2. Recordad que jugáis en el mismo equipo. Si en cada batalla diaria intentáis ganar a vuestros hijos, ¿en qué lugar les dejáis a ellos? Sí, en el de perdedores. ¿Y queréis tener hijos perdedores? Pues toca trabajar juntos. En primer lugar, escuchando, permitiendo que opinen. Su opinión es tan importante como la nuestra, no la infravaloremos. En segundo lugar, tomando decisiones conjuntas. Que vosotros tengáis la última palabra o el control no significa que tengáis que imponer vuestra opinión.
3. Cread espacios para expresar emociones. Esto no surge por sí solo si no se entrena. Buscad un momento, cinco minutos al día, para hablar de cómo os sentís vosotros (sí, aunque a veces sea difícil), y así podrán expresar cómo se sienten ellos. Después ayudadles a que sepan qué hacer con sus emociones. Así les protegeremos de ser dependientes emocionales.
4. Planificad tiempo para disfrutar con ellos. Si no se puede cumplir lo acordado, les explicaremos por qué y buscaremos otro momento (pero este sí hay que cumplirlo). Sino, sentirán que no son tan importantes.
5. Promoved una crianza consciente. Cada cierto tiempo, considerad individualmente o con la persona que estéis educando a vuestro hijo, si los valores que queréis inculcarle son los que estáis llevando a cabo en vuestras acciones diarias.
6. Poned límites es respetarles y respetaros. Es difícil encontrar el equilibrio entre ser amable y firme a la vez. Estableced los límites que consideréis más importantes (no se puede abordar todo a la vez) y acordad con ellos las consecuencias que tendrá si no respetan dichos límites.
7. Apartaros cuando la paciencia desaparezca. Hay días que uno no puede abordar nada más, y hay que aceptarlo. O delegaremos en la otra persona o les explicaremos que necesitamos retirarnos. Cuando carguemos energía, volveremos a hablar con ellos. Os sorprenderá ver lo capaces que son de empatizar con los adultos cuando nos mostramos vulnerables.
8. Dejad que se aburran. Para incentivar la curiosidad y el aprendizaje tienen que poder aburrirse solos. Serán más independientes, y por lo tanto, más felices. Si no, dependerán de nosotros o de tecnologías adictivas para aprender.
9. Valoradles y ayudadles a que se valoren. No se puede ser feliz si no te valoras a ti mismo. Los pequeños tienen que aprender esto. Reforzad sus esfuerzos y los pequeños avances, no el resultado. Sino, les haremos dependientes del éxito.
10. Buscad ayuda. Si por ejemplo detectáis que vuestro hijo tiene problemas emocionales, que tiene baja tolerancia a la frustración o que padece el síndrome del emperador, parad. Pedid ayuda. Mantener una situación que no mejora y que genera malestar en vuestro hijo y en vosotros no es permitir el crecimiento de un niño feliz.
Si habéis detectado que necesitáis ayuda o queréis mejorar en algún aspecto, desde la psicología para padres os ofrecemos talleres de disciplina positiva para trabajar todos los aspectos que os preocupan. Además, nuestro equipo de psicología infantil puede ofreceros psicoterapia infantil. Desde Promethea, Centro de Psicología en Granada, estaremos encantadas de atenderos, podéis poneros en contacto con nosotras aquí.
Esperamos que este post os haya ayudado a reflexionar sobre este tema tan importante y que os haya arrojado un poco de luz. ¡Gracias por leernos!