Por qué tenemos baja tolerancia a la frustración y cómo detectarla

Vivimos en una sociedad consumista, en la que estamos expuestos a una publicidad constante para comprar lo último y lo mejor. Y además, podemos conseguir casi todo lo que queramos sin salir de casa, sin pasar frío ni esperar colas. ¿Qué ocurre cuando nos enseñan que podemos tenerlo todo, y ya? Que terminaremos siendo adictos de esta gratificación inmediata. Y así, esa frustración inicial por no conseguir algo, desaparece.

Esto es lo que nos pasa a nosotros. Pero ¿Qué les pasa a nuestros hijos?

Lo mismo que a nosotros, pero multiplicado por 1000. Los niños más pequeños no tienen la capacidad de posponer la gratificación, de tolerar la frustración por no conseguir algo que desean o de esperar. No la tienen desarrollada, pero la pueden aprender, si nosotros, como adultos, contribuimos a ello.

En estas fechas, en las que papá Noel y los Reyes Magos contribuyen a que el consumo sea mayor, debemos tener en cuenta qué mensaje les queremos dar. Si van a tener todo lo que pidan, el tipo de regalos que los Reyes les pueden traer, y si estas fechas del año son algo excepcional o si los regalos o recompensas materiales van a ser una constante durante el año.

Las consecuencias de no ayudarles a aprender a tolerar la frustración no se van a ver sólo cuando no les compremos lo que nos piden sino en múltiples situaciones de su vida diaria; cuando no se hayan puesto la ropa que ellos querían, si no les dejamos terminar de ver sus dibujos antes del baño, cuando un niño se ponga por delante de ellos en la fila de los columpios, o cuando no les respondamos a la primera a sus preguntas. Cuando son más mayores, también podemos ver esta falta de tolerancia en el ámbito académico. Si por ejemplo, no obtienen las notas que esperaban, pueden desmotivarse, dejar de intentarlo, y acabar produciéndose un fracaso escolar.

 

Cómo mejorar la baja tolerancia a la frustración

La frustración se puede expresar de distintas maneras, según la vivencia de la intensidad emocional. Cuando el niño no gestiona ni se sabe manejar la frustración, esta se acumula y aparecen otros sentimientos como tristeza, angustia o incluso ira. Pudiendo mostrarse agresivo o intentando huir de la situación.

Por todo esto, desde la Psicología infantil, os planteamos unas pautas a tener en cuenta para trabajar esta emoción:

1. Permitir que la frustración aparezca: si queremos que aprendan a manejar esta emoción tan necesaria, tenemos que ayudarles a gestionarla, no salvarles de experimentarla. Si no aprenden a hacerlo como niños tendrán más dificultades para hacerlo como adolescentes y adultos.

2. Ayudarles a entender por qué se sienten así. Ayudémosle a ponerle nombre, a detectar cómo está su cuerpo, y observar qué ha pasado en la situación. Proponerles qué pueden hacer cuando se sientan así.

3. Mantened unos límites claros, previamente pactados. No cedemos, mostrándonos firmes y amables al mismo tiempo.

4. Ayudarles a diferenciar entre sus deseos y necesidades. Para que entiendan que no siempre pueden tener aquello que desean

5.Enseñarles a posponer la gratificación de lo que desee. Si nos piden algo, no dárselo de forma inmediata. Explicarle si lo tendrá en otro momento o no, y cuándo va a ser. No ceder a su rabieta una vez que lo hemos explicado. Mantenernos firmes en la norma y también en su cumplimiento.

 

Consecuencias de no entrenar la tolerancia a la frustración

– Niños más demandantes y exigentes.

– Más dificultad para manejar sus emociones, no sólo la frustración.

– Más impulsivos e impacientes. No toleran el NO. También les pasará con sus compañeros y amigos. Por lo que puede que se aíslen con más frecuencia cuando no consigan lo que quieren.

– Podrán tener una mayor falta de empatía ya que se centrarán más en lo que ellos no han conseguido que en las consecuencias de su conducta.

– Pueden sentirse más desmotivados y compararse más con otros niños. Esto les puede ocasionar problemas de autoestima.

– Pueden desarrollar con más facilidad que otros niños problemas de ansiedad.

Somos conscientes de que no siempre es fácil considerar y llevar a cabo este tipo de pautas. No sólo tenemos que ayudarles a gestionar su frustración sino también gestionar la nuestra. Si lo necesitáis, desde la psicoterapia infantil y la Disciplina Positiva para padres, podemos ayudaros. Podéis solicitar cita presencial con nuestro equipo de psicólogos en Granada o en la modalidad de terapia online desde cualquier lugar del mundo.

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