Qué es el síndrome de burnout o síndrome de “estar quemado”
El síndrome de burnout o síndrome de “estar quemado” consiste en un estado de agotamiento físico, mental y emocional causado por el estrés dentro del entorno laboral. Está asociado con el tipo de trabajo, las condiciones del mismo (precariedad laboral, carga de trabajo excesiva, falta de formación para desempeñar las tareas, acoso laboral, poca autonomía, etc.) y el estilo de vida del trabajador. Sucede de manera más frecuente en las personas que han elegido su oficio de manera vocacional (es muy frecuente en enfermería, medicina y el profesorado).
La persona que padece este síndrome puede manifestar alguno de estos síntomas:
– Estado de ánimo irritable, pudiendo acarrear comportamientos más agresivos.
– Dificultad para una comunicación efectiva dentro del entorno laboral.
– Falta de energía y agotamiento desde el inicio de la jornada laboral.
– Estado de tensión y nerviosismo o ansiedad constante.
– Incapacidad para concentrarse
– Problemas para dormir, dolor de cabeza.
Ya sabemos qué es el síndrome de burnout pero… ¿cuáles son sus consecuencias?
Aunque en un principio los síntomas y consecuencias se manifiestan en el entorno laboral, si no se toman medidas los síntomas irán creciendo de manera progresiva. Las secuelas se apreciarán rápidamente en el resto de áreas de la vida de la persona. Algunas de las consecuencias que podemos tener son:
– Absentismo laboral
– Disminución significativa del rendimiento y la motivación. No sólo en el trabajo, sino en el resto de áreas de la persona (ocio, social, física y personal).
– Menos confianza en uno mismo para enfrentarse a los retos diarios y baja realización personal. Por lo que podría suponer una autoestima baja.
– Síntomas de ansiedad y de depresión.
– Bajas expectativas de futuro.
Cómo manejarlo
Si te has sentido identificado con algunos de estos síntomas y consecuencias lo primero que tienes que hacer es tomar conciencia del problema. No es fácil valorar qué hacer en estas situaciones ya que habría que evaluar cada situación, pero te ofrecemos algunas recomendaciones:
1- No asumir más horas de las que se establece en el contrato (o en tu agenda si eres autónomo) y respetar las pausas para los descansos (tienen que estar previamente programados).
2- Buscar la cooperación entre compañeros y la proximidad en las relaciones. Será más fácil resolver conflictos cuanto más nos conozcamos.
3- Poner límites. Cuando las condiciones del trabajo cambien (exceso de tareas, más responsabilidad, menos organización, etc.) parar y observar lo que eso nos está suponiendo. Hablar con la persona indicada para reajustar las condiciones. Por muy incómodo que pueda parecer este momento, más lo va a ser cuando estas nuevas condiciones se hayan instaurado en nuestra rutina.
4- Separar el ámbito laboral del resto de áreas de nuestra vida. Para ello tenemos que poner límites poco flexibles. Si es posible, al finalizar la jornada laboral, establecer actividades que faciliten el descanso y la relajación del cuerpo y mente (paseo, ejercicio, llamada de apoyo, relajación, etc.). Será importante observar qué sensaciones tiene nuestro cuerpo y qué emociones hemos sentido hoy, para así poder conectar con ellas mejor y no llevárnoslas a la cama.
5- Contar con alguna persona de apoyo, para desahogarnos y tomar perspectiva de nuestros problemas.
Si te sientes identificado y quieres encontrar la manera de sentirse bien con uno mismo, no lo normalices y busca a profesionales que te puedan guiar. En el Centro de Psicología Promethea estamos encantadas de ayudarte y orientarte en lo que necesites. Recuerda que estamos en Granada pero que también disponemos de terapia online. Puedes ponerte en contacto con nosotras por teléfono, por e-mail o aquí.