¿Qué hacer si siento que la terapia «no me funciona»?

 

En algunas ocasiones podemos llegar a sentir que la terapia no funciona, pero es importante saber que los avances pueden ser sutiles y graduales. Al igual que cada persona es única y diferente del resto, el proceso terapéutico de cada uno también lo es.

Puede ocurrir que al inicio de la terapia sintamos que no funciona lo rápido que querríamos, que no conectamos, que no nos apetece trabajar fuera de sesión… Incluso pueden aparecer sensaciones desde la “pereza”, “desgana”, “desilusión”… hasta un malestar más intenso que el que teníamos cuando comenzamos el proceso terapéutico.

Pero, tranquilo/a, ¡en esta publicación vamos a ver cómo todo tiene su explicación!

 

Mitos y realidades sobre el proceso terapéutico

 

1. La terapia es un proceso constante, se sigue una dirección fija. 

En realidad: La terapia no es un proceso lineal, se puede volver a sentir malestar incluso después de haber cumplido con los primeros objetivos que establecimos.

2. En las primeras sesiones ya empiezas a sentirte mejor.

En realidad: Los resultados no son inmediatos. A veces, los síntomas empeoran antes de mejorar, y el proceso requiere tiempo y autocomprensión para progresar.

Aquí es necesario, siempre que se empieza un proceso de terapia, hacer un ajuste de las expectativas que tenemos sobre cómo funciona el proceso terapéutico.

Reconocer pequeños avances es clave para seguir motivado/a durante el proceso

3. No es tan importante si te llevas bien con tu psicólogo/a, lo único que importa es el enfoque. 

En realidad: El vínculo con el terapeuta es fundamental. Si no te sientes cómodo, es importante hablarlo. Un terapeuta ajustará su enfoque para garantizar que el proceso sea efectivo.

4. Si empeoro durante la terapia significa que no me está funcionando.

En realidad: Los síntomas depresivos o ansiosos pueden intensificarse temporalmente mientras se abordan problemas profundos que llevan mucho tiempo con nosotros.

Este “empeoramiento” inicial es una parte natural del proceso de sanación, ya que es complicado deshacerse de patrones de aprendizaje vitales que tenemos desde siempre.

Aunque quizá nos sintamos más ansiosos o más deprimidos al inicio, pero recuerda que sentir malestar es señal de que nos estamos implicando en el proceso.

Estamos sacando fuera aquello que lleva doliendo y molestando quizá desde hace bastante tiempo, es normal sentirse mal, pero vamos a observarlo, comprenderlo y trabajarlo.

5. La terapia es sólo para personas con problemas graves.

En realidad: La terapia es útil para cualquiera que busque apoyo, autoconocimiento o mejoras en su bienestar, incluso si no enfrenta un trastorno grave.

6. Todos los problemas que lleve a terapia se resolverán allí.

En realidad: Gran error, un gran porcentaje de lo que sucede en terapia se debe a factores contextuales y al trabajo que hagamos fuera de la sesión.

La terapia es un proceso activo, el terapeuta ofrece herramientas y apoyo, pero el cambio es un trabajo conjunto.

 

¿Qué hacer si sientes que no avanzas? 

 

Estos mitos y realidades pueden ayudar a desmitificar el proceso terapéutico y ofrecer una visión más clara de lo que implica realmente el trabajo en terapia.

A veces, el progreso no es inmediato ni tan evidente. Aquí te dejo algunas cosas que puedes hacer si sientes que no estás avanzando:

  • Revisar expectativas. Paremos y pensemos qué buscábamos al empezar ese proceso y cuáles serían nuestros ideales de cambio en un futuro. Quizá haya habido avances aunque sean pequeños o sutiles. No nos subestimemos y reconozcamos nuestro esfuerzo.
  • Observa cómo te sientes. Si tienes esa sensación de estancamiento, es fundamental que lo compartas. A veces, hacer una pausa para hablar sobre tus preocupaciones puede ayudarnos a reajustar el enfoque y encontrar nuevas estrategias.
  • Evalúa tu participación. Es importante que reflexiones sobre tu disposición a abrirte, a trabajar fuera de las sesiones y a aplicar lo que estáis trabajando.
  • Identifica los bloqueos emocionales. Estos bloqueos pueden surgir por miedo al cambio o por no querer enfrentar ciertas emociones. Hablar sobre esto también es parte del proceso.
  • Recuerda que el progreso no es solo sobre «estar mejor». A veces, en lugar de sentirte «mejor», lo que estamos logrando es entendernos más a fondo.

En terapia cambiamos patrones de pensamiento y conducta, y aprendemos a manejar las emociones más saludablemente.

Estas son herramientas que van a acompañarnos en momentos difíciles si las incorporamos bien a nuestro repertorio.

Lo más importante es que no te desanimes. El hecho de que estés aquí y te plantees estas dudas ya es un paso importante.

Si tienes dudas sobre tu proceso terapéutico, puedes contactar con nosotras para solicitar información o pedir una cita, en Promethea estaremos encantadas de orientarte.

 

 

Alicia Sánchez Sánchez

Psicóloga en prácticas

Centro de Psicología Promethea